Bueno. En algùn lugar de guadalajara de cuyo nombre quiero acordarme, se encontraba el buen yonhi desamparado despuès de su gran humillaciòn pùblica ante sus amigos. Sarahì de pie lo miraba altivamente y el, como buen mexicano instruido en las nociones del matriarcado, con la cabeza gacha. Gandhì ya no era la isla solitaria de los utopistas en la que podrìan construir paraìsos polìticos, o la isla solitaria de los americanos (las bahamas) en las que se puede tener sexo en la playa y tomar alcohol sin que nadie te dijera nada. El sueño de yonhi estaba derrumbado, yhoni mira a todos y sòlo atina a desaparecer, a caminar lejos de todos aquellos que empapan sus ojos en su nuca, Yhoni escapa, huye, pero se topa con una pared. Digamos que Yhoni es uno de esos infortunados en el amor que se enamoran cada 15 segundos. Esta gran paradoja lleva a yhoni a una especie de falso recluimiento, diciendo que prefiere escribir a tener vieja, pero todos damos por sentado, donde quieran, que el gran yhoni le encantan las mujeres. No es pecado, claro, yhoni es un hombre y, sobre todo, un buen hombre, es noble, es agradable, es simpàtico y cotorro, sòlo que le gusta ofrecer mucho a las mujeres ustedes, queridas lectoras, suelen aprovecharse de ese tipo de hombres. Por eso esperarè al cumplaños del buen yhoni para, aarte de regalarle un cuchillo de acero inolvidable, darle una buena dosis de culerada que serà remitida a sus corresponsales en dosis pequeñas con el fin de tenerlas siempre allì. a su lado.
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